jueves, 25 de septiembre de 2008

Vértigo

Estás tan bonita, te invito a un café, la tarde es nuestra, desnúdame.
Otro hombre dormirá contigo y dará nombre a todos tus hijos.
Las frías mañanas en la facultad, tú casi siempre huías conmigo al bar.
Sobre la mesa botellas vacías, qué sano es arrancarte esa risa.
Que el vértigo pase y que en vuestras ventanas luzca el sol cada mañana. Pero basta de lamentos, brindemos, es el momento, que estamos todos y no falta casi nadie, que hay que apurar la noche que acaba de empezar.

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