jueves, 16 de octubre de 2008

Riquelme, Juan Román






Siempre se lo va a extrañar.
No es ésta la mejor versión de Riquelme. Pero aun erosionado por la seguidilla de partidos, aun con su peor cara y fastidio, es el único que puede aportarle un poco de sentido común a esta Selección que perdió el rumbo. Gran parte del control de juego que anoche no tuvo la Selección puede nacer de sus botines. Sus detractores discuten si corre o no corre. Es un pecado iniciar la discusión desde el aspecto físico. El debate, en todo caso, debe ser si juega o no, si influye o no. Y a esta altura, sería una necedad negar la influencia positiva que tiene sobre sus compañeros y, por ende, sobre el equipo. Se vio clarito contra Chile: hasta Messi necesita de Riquelme. El rosarino no tiene alma de conductor. La única pausa que hay en su ADN es la que le permite frenar para volver a arrancar en el uno contra uno. Es Riquelme, con su técnica de conducción, quien más brillo le puede sacar a Messi. Tal vez perdía igual la Selección con Riquelme. Pero al menos hubiera metido el cuerpo (y el culo) para generar infracciones y así enfriar tanto ímpetu chileno. Tal vez hubiera jugado mal, como todos, pero nadie le habría reclamado falta de compromiso. La culpa no es de Román: es la de aquéllos que aún le siguen pidiendo que sea Maradona. Un pecado.
ADRIAN PIEDRABUENA

1 comentario:

Jhangora dijo...

I like Messi #18...I was also born on the 18th...