Entraste sin preguntar, acomodaste tu risa en mi cama sin sueños. La tarde tartamudeaba sus primeras sombras en el ventanal. Yo te empezaba a contar que no puedo convidar más que promesas rotas, vos te burlaste al oído: 'Mentime despacio, servime otra copa...'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario